Santa Cruz
La Santa Cruz en el Monte Calvario, representada en la primitiva Cruz de Caño Quebrado, es la primera Titular y origen de nuestra Hermandad.
Por la terrible peste que sufrió y asoló Sevilla en 1649 diezmando su población casi a la mitad, y al no poder acoger tantos cadáveres en los cementerios apropiados, se hubieron de habilitar las plazas públicas de la ciudad para enterramientos, y así se hizo en la de Caño Quebrado.
Esta plaza estaba situada en el paso entre la Plaza Menjibar a la de los Maldonados, tramo de Castellar, entre la calle Alberto Lista y la calle Laurel, que por ser sitio de establecimiento de laneros y sayaleros se denominó así a dicho paso. Se le llamaba del Caño Quebrado, por los sumideros de agua que brotaban en ella cuando se sufría de inundaciones, cuya procedencia parecía era del prado de Santa Justa. Enfrente se encontraba el convento dominico de Montesión.
La Cruz de Caño Quebrado pertenece al grupo de cruces colocadas en el centro de esas plazas públicas como recuerdo de haber servido su suelo de cementerio de emergencia.
Poco tiempo después, los parientes de los fallecidos, vecinos y devotos instituyeron una Hermandad en honor de la Santa Cruz. Así, el 5 de julio de 1656 un tal Francisco Sánchez encabezando un grupo de veintiocho personas, ordenaron unas Reglas de trece capítulos, por lo que dispusieron celebrar todos los años una Función a la Santa Cruz en el día de su invención, y honras y sufragios a los que se encontraban sepultados bajo el sagrado símbolo de la Cruz. Presentadas las Reglas el 22 de agosto de 1656, fueron aprobadas el 13 de septiembre del mismo año por Don Diego del Castillo, Provisor del Arzobispado y por la Notaría de Don Diego de Guzmán. En 1674 se agregaron tres capítulos más.
Poco después la Hermandad entró en franca decadencia aminorando los cultos reglados y reduciéndose significativamente su número de hermanos.
La Cruz de Caño Quebrado en principio fue una cruz de madera, pero en 1663 fue sustituía por una de hierro forjado, con peana de material y cercada por rejas. Posee una leyenda en su forja extraída del himno de la Iglesia a la Santa Cruz en latín que dice: «IMPLETA SVNT QUARE CONCINIT DAVID FIDELIS CARMINE DICENS, IN NATIONIBUS REGNA VITA A LIGNO DEVS» (SE HA CUMPLIDO LO QUE DAVID CANTO EN VERSO FIEL DICIENDO, DIOS REINO DESDE LA CRUZ, EN TODAS LAS NACIONES).
En el año 1839 el Ayuntamiento que presidía como alcalde Juan Arispe mandó suprimir muchas de éstas cruces situadas en las plazas públicas, así como los retablos que se encontraban adosados en las viviendas de los vecinos. Al año siguiente, 1840, se mandó retirar de su sitio enclavado de Caño Quebrado. Los pocos hermanos que quedaban y principalmente los vecinos de la zona la retiraron de su lugar trasladándola en procesión al cercano templo de Montesión, colocándola en el altar-retablo primero de la izquierda.
Entonces se reanimó la Hermandad redactándose nuevas reglas que fueron aprobadas en Cabildo de 18 de octubre, conteniendo diecisiete capítulos, preceptuando funciones religiosas en las fiestas de la Invención y Exaltación a la Cruz, como también honras el primer domingo de noviembre.
Posteriormente, el 2 de mayo de 1841, la Hermandad se trasladó al convento de Monjas de la Concepción, celebrándose el día siguiente función religiosa. Al poco tiempo, como consecuencia del mal estado del templo y convento se trasladó la Cruz a la Iglesia de San Juan de la Palma ocupando la Santa Cruz el último altar de la nave de la Epístola. Al año siguiente el 2 de abril presentaron las reglas al ordinario, siendo admitidas el 10 de mayo, como así lo hicieron ante el gobierno de Isabel II, aprobándose el 27 de diciembre de 1844. El 22 de septiembre de 1847 la Hermandad adquirió el carácter de penitencial, fijándose la estación el Viernes Santo por la tarde. A poco de constituida, se trasladó la corporación a la iglesia de San Buenaventura, en aquellos momentos huérfana de la Comunidad Franciscana.
La Cruz de Caño Quebrado nuevamente fue trasladada de la Parroquia de San Juan de la Palma al templo de San Pedro colgándose en el atrio de la iglesia. No fue hasta el 30 de noviembre de 1967 cuando la Vicaria y a petición de la Hermandad, concedió trasladar la antigua Cruz de forja, con el fin de conservarla con el honor debido, desde la Parroquia de San Pedro hasta la Iglesia de San Buenaventura, bajo el legítimo argumento de ser el símbolo inequívoco que dio origen a la fundación de la Hermandad. Desde enero de 1968 se honra en el altar de la Hermandad que ejecutara en 1956 Manuel Guzmán Bejarano situada detrás de Nuestra Señora de la Soledad.
Fiel reproducción de la Cruz fundacional de Caño Quebrado es la Cruz de Guía que inicia el cortejo de la cofradía en la tarde del viernes santo y que se viene utilizando desde 1947. Fue ejecutada en ese mismo año en madera de sándalo y plata de ley por el insigne orfebre Jorge Ferrer Caro, autor del extraordinario juego de insignias que posee la Hermandad.
En el año 2006, durante los actos del 350 aniversario fundacional, la Hermandad colocó placa conmemorativa en la Plaza de los Maldonados, lugar aproximado donde se situó y veneró La primitiva Cruz fundacional de Caño Quebrado.